CAOS II


En mi caso: escribo para explicarlo; pongo música para escucharlo; busco pinturas para mirarlo; veo esculturas para tocarlo; leo poesías para calmarlo; bebo vino para suavizarlo; bailo para soltarlo...
Es decir, vivo.

Porque vivir es eso, Caos.

Y, aunque no haya una forma prescripta; aunque no siempre se lo haga de la misma manera o siempre encontremos una forma nueva de hacerlo, nuestro trabajo será su traducción.
Esa es nuestra condena, la de traducir lo inefable. Es decir, búsqueda infinita de lo imposible. Búsqueda del tesoro, que sólo se descubre al desandar la historia.
Pero, ¿por qué la traducción? Porque sin eso no podríamos vivir con otres. El acto de traducción siempre requiere de otre a quién y por qué traducir. Y, en ese sentido, es un acto de amor, siempre y cuando no se quiera imponer una única traducción, ni un único modo de traducir.
Ahora bien, ¿cómo es posible semejante hazaña? Eso es lo que lo humano a hecho toda su vida, vivir: reinventar una nueva traducción para el Caos. Traducción que siempre generalizará y presentará como si siempre hubiese sido esa. Pero, cada tanto, vuelve a reinventarse.
Entonces, si como gesto de amor traduce sin imponer una única traducción o un único modo de hacerlo, ¿por qué la generaliza y la presenta como natural? Porque he ahí la vida humana: asumir el Caos, siempre desde sus traducciones para, desde ahí, (re)traducirlo, (re)translucirlo, (re)transmitirlo, (re)transgredirlo. 
Asumir el Caos para (re)crear(se)lo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

CHARLAMOS? (Casa)

VUELTAS

CHARLAMOS? (Femenino)